Héroes de capa blanca que combaten al cáncer infantil en Veracruz

Héroes de capa blanca que combaten al cáncer infantil en Veracruz

-¡Familiares del paciente de la cama cuatro!- se escucha a las afueras del CECAN, las personas alrededor replican el llamado, hasta que una mujer mayor se acerca a la puerta del hospital, inicia su travesía en este hospital.


Xalapa, Ver., 15 de febrero de 2025 – Amanece en Xalapa, con el bullicio del tráfico vial, la ciudad veracruzana comienza a despertar; los sueños nocturnos se desvanecen y el día comienza a transcurrir. Pero en una ciudad que dormía, no todos logran conciliar el sueño, no todos pueden permitirse el descanso, no en el Centro Estatal de Cancerología “Dr. Miguel Dorantes Mesa” (CECAN), de la Secretaría de Salud.

Al interior del hospital, la vida lucha a contrarreloj para combatir a ese enemigo en común. Aquí, el día no inicia con el sonido del despertador, sino con el murmullo de especialistas que se preparan para otra jornada, porque en este hospital, la batalla nunca se detiene y menos cuando se trata de niños con cáncer.

En el CECAN, cada especialista se convierte en un guerrero veracruzano en la lucha contra el cáncer infantil. Detrás de cada historia hay un equipo de héroes anónimos; saben que cada niño que cruza sus puertas necesita atención médica, pero también un entorno de amor y esperanza, y que no descansan hasta verlos sonreír de nuevo.

La instrucción de la gobernadora del estado, ingeniera Norma Rocía Nahle García, es clara, la salud de las y los veracruzanos es primordial, y por amor a Veracruz, todo niño y niña tiene garantizados sus tratamientos, de la mano de equipos multidisciplinarios que día y noche entregan su trabajo en favor de los pequeños pacientes.

Al dar las siete de la mañana, se abre la puerta principal de entrada del CECAN. Pacientes y familiares formados en la caseta de entrada se preparan para ingresar, guardias de seguridad toman los datos de cada uno y siguen su camino.

Los rostros de quienes llegan a esta unidad de especialidad, contienen historias de esperanza y confianza, depositadas en los héroes silenciosos del CECAN, que con esfuerzo diario se convierten en símbolos de amor y vocación de servicio, con la misión de salvar vidas; los más pequeños, los niños, son quienes mayores retos representan a su tarea.



Caminando por los pasillos del CECAN, el doctor José de Jesús Loeza Oliva, mejor conocido como “Pepe Luche”, no olvida la primera vez que llegó a este hospital hace 12 años; con mirada pensativa, el oncólogo y trasplantólogo pediatra, trae al presente el recuerdo de querer curar a todo paciente infantil diagnosticado con cáncer que ha atendido. “Platicar con ellos te cambia la vida, uno piensa enseñarles a vivir, cambié mi chip, ellos me enseñan a vivir..

Hay cicatrices buenas y malas, yo digo que son cicatrices de guerra, que te hacen seguir adelante”, comparte con una sonrisa y visiblemente conmovido, asegurando que en el hospital los pacientes pequeñitos, en especial, siempre tendrán un trato de calidad y calidez.

Óscar René Carmona Mora es enfermero pediatra, está seguro que su misión va más allá de administrar medicamentos. “Estamos a pie de cama, somos los primeros en notar cambios, en calmar miedos, en dar ánimo”, explica mientras se coloca una bata médica; en el área de aislados hay un paciente que requiere su atención.

Los niños, con su sinceridad y espontaneidad han sido su mayor escuela, se han convertido en amigos de lucha cuando logra hacer “clic” con ellos. “Hay veces en que no quieren hablar, ahí es donde entra nuestra labor: sonreírles, encontrar la forma de ganarnos su confianza, aunque no siempre lo notemos, nuestro trabajo deja huella”.




La salud mental, es componente básico para que los tratamientos oncológicos cumplan su función. Cuando se abren las puertas del elevador, en el piso cuatro del Centro de Cancerología, la psicóloga Ingrid Griset Ortiz Riveros inicia su jornada; con mirada atenta, recorre las camas donde niños y adolescentes enfrentan el cáncer. Su trabajo es también tender una mano a sus familias para encontrar esperanza en medio del caos.

Comparte que en su trabajo es importante mantener la objetividad, sin embargo, en 19 años de servicio, ha aprendido que no hay una barrera entre el corazón y la profesión médica. “No hay una sola historia igual. Hay casos que te duelen; nuestra misión es fortalecerlos para que sigan adelante”.

Desde hace 21 años, la oncóloga Diana Magnolia Reyes Morales, ha visto pasar cientos de rostros, cuando comienza a hablar de las experiencias vividas con los pequeños pacientes, se detiene y baja la mirada denotando melancolía, después de unos segundos, continúa mencionando que el común denominador de esas historias es el diagnóstico tardío.

Lamenta que aún con los avances médicos, y la estructura hospitalaria con la que cuenta la Secretaría de Salud, siguen llegando pacientes pediátricos con cáncer en etapas avanzadas, lo que significa tratamientos más largos, cirugías más agresivas y menos probabilidades de éxito, por lo que el combate de esta enfermedad es permanente y cada día se fortalece.

El lazo dorado simboliza la lucha contra el cáncer infantil, pero para ella, es una bandera, que le recuerda que, aunque la lucha es dura, cada niño que toca la campana al vencer la enfermedad, es un recordatorio de que vale la pena seguir. “Los ves crecer, los ves luchar, y cuando logran salir adelante, es una victoria para todos”, dice con orgullo y sonríe.



La oncóloga Diana Magnolia Reyes Morales, del Centro Estatal de Cancerología «Dr.Miguel Dorantes Meza». Foto: Jorge Serratos/ Secretaría de Salud.